Share this story


 | Por El Padre Mike Schmitz

Cuando siento que mis oraciones no hacen nada

Me han dicho que puedo rezar a Dios, ya que él escucha mis oraciones y las responde. Me he sentido frustrado, porque parece que no hace nada. ¿Me estoy perdiendo algo?

Esta es una gran pregunta, no sólo porque revela que eres consciente del deseo de Dios de que acudamos a él en nuestra necesidad, sino también porque actúas en consecuencia y te acercas activamente a él. Toda oración es "buena oración".

Y, sin embargo, ¿qué buscamos con nuestra oración?, ¿a quién nos dirigimos exactamente cuando rezamos? Estas dos preguntas pueden parecer redundantes, pero son esenciales para entender por qué nos enfadamos cuando Dios no nos da lo que queremos.

En primer lugar, es importante recordar que nuestras oraciones no "cambian" a Dios. Dios es perfecto y no cambia. Por supuesto, esto plantea la pregunta: Entonces, ¿para qué pedirle algo a Dios? La respuesta corta es que Dios es bueno y siempre quiere nuestro bien. Al mismo tiempo, Dios quiere incluirte en su plan de traer bendiciones al mundo. Cuando rezamos, no sólo pasamos tiempo con nuestro Padre y llegamos a conocer su corazón más íntimamente, sino que rezar aumenta nuestro deseo de que se haga su voluntad y nos permite participar activamente en su misión de traer su gracia a este mundo.

La oración es el honor que Dios nos concede. Nos permite ser sus colaboradores en su plan de salvación.

Sin embargo, podemos tener la sensación de que no se nos escucha cuando pedimos ayuda a Dios. Y podemos caer en la tentación de quejarnos. ¿Qué hacemos con eso?

Es en estos momentos, estoy tan agradecido al Señor por el Catecismo de la Iglesia Católica, porque plantea exactamente esta pregunta. A continuación la respuesta: "He aquí una observación llamativa: cuando alabamos a Dios o le damos gracias por sus beneficios en general, no estamos preocupados por saber si esta oración le es agradable" (2735).

¿Lo has notado alguna vez en ti mismo? Cuando damos gracias o alabamos a Dios, tendemos a lanzar despreocupadamente oraciones casuales de gratitud. Esto no es "malo", pero podría revelar una cierta actitud hacia Dios que no está realmente preocupada por si él escucha nuestras oraciones o no le importa si le hemos agradecido o alabado apropiadamente.

Pero cuando pedimos algo, ¡nuestra actitud cambia radicalmente! Nos ponemos de rodillas, cruzamos las manos de la forma que creemos más adecuada y redactamos nuestras oraciones de la forma que creemos que Dios escuchará mejor. ¿Soy el único que hace esto? Probablemente no. Es en esos momentos en los que deseamos algo desesperadamente es cuando tratamos a Dios con seriedad.

Pero, ¿trato a Dios con la misma seriedad cuando le doy gracias? Si no lo hago, entonces esto me revela algo sobre mí. Revela la imagen que tengo de Dios. Él podría ser simplemente una idea tardía cuando estoy en momentos de consuelo, y sólo es necesario para mis necesidades. Esto es lo que sigue diciendo el catecismo: "¿Cuál es entonces la imagen de Dios presente en este modo de orar: Dios como el Padre de Nuestro Señor Jesucristo?" (2735)

¿Cuál es mi imagen de Dios? ¿Está ahí sólo para sacarme de apuros? ¿Es Dios el "genio divino" al que acudo cuando estoy desesperado? Y cuando acudo a él, ¿quién creo que es? ¿Está ahí sólo para ser mi terapeuta/ATM las 24 horas del día? ¿O es Dios... Dios? ¿Es el Dios que ha revelado ser? ¿Puede ser el Padre Bueno en quien confiamos? ¿O Dios sólo recibe mi atención si me da lo que quiero?

Quizá haya un poco de Veruca Salt en cada uno de nosotros (la niña mimada de "Willy Wonka" que exigía "¡Quiero un Oompa-Lumpa YA, papá!"). Pero Dios es nuestro Padre. Y es bueno.

Por eso, él puede decir "no", y nosotros podemos seguir confiando en él. Porque es Padre puede decir "no", porque sabe mejor que nosotros lo que necesitamos. Y como es bueno, podemos confiar en él, porque quiere lo que necesitamos más que nosotros.

En última instancia, confiamos en la respuesta de Dios incluso cuando es difícil, porque él nos conoce y ama mejor de lo que nos conocemos y amamos a nosotros mismos.

"La oración es el honor que Dios nos concede. Nos permite ser sus colaboradores en su plan de salvación".


El Padre Michael Schmitz es director del ministerio de jóvenes y adultos jóvenes de la Diócesis de Duluth y capellán del Centro Newman de la Universidad de Minnesota Duluth. Ask Father Mike es una publicación de The Northern Cross.

Read this article in English! (Versión en ingles)