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 | Por Pat Mish

¿Cómo puedo estar cerca de Dios y de los demás en este momento?

Me siento abrumado por la pandemia de COVID-19.  Todos los días las cosas parecen empeorar, y me siento impotente para hacer algo al respecto. Incluso ir a la iglesia no es una opción en este momento.

Con los negocios y restaurantes cerrados y las Misas Dominicales canceladas, podemos sentirnos rápidamente aislados. Pero el distanciamiento social no significa que no podamos encontrar maneras de estar cerca de Dios y de los demás. Incluso desde el interior de nuestros hogares, podemos conectarnos con quienes nos rodean a través de pequeños actos de bondad que pueden tener un efecto dominó en los demás.

Sea generoso. Compre una tarjeta de regalo de su restaurante favorito o solicite comida para llevar (¡y deje una propina!) cuando le sea posible. Pague o dé propina a su peluquero o persona de limpieza, incluso si tiene que cancelar la cita; ellos son vulnerables durante una recesión como esta.

Lea. Cree una biblioteca compartida en su vecindario y/o un grupo de libros virtuales; apoye a su librería local comprando libros en línea también.
 
Contáctese con los demás. Llame a su abuela o amigos con quienes ha perdido contacto; anime a sus hijos a escribir notas o hacer dibujos para enviar a quienes estén solos.
 
Socialice. Conéctese en línea para participar en un estudio bíblico parroquial o reúnase para un brunch virtual de Pascua. Miren una película juntos a través de Netflix Party (Extra: está bien “chatear” durante la película).
 
Ayude a los vecinos ofreciéndoles recoger alimentos o compartiendo artículos difíciles de encontrar.
 
Santifique el día de Señor. Reúnase con los que le rodean y vea una Misa televisada/transmitida en vivo. Recen un rosario juntos.
 
Estos gestos cotidianos pueden ser poderosos antídotos para vencer la sensación de impotencia y aislamiento que muchos de nosotros sentimos.

Recuerde Filipenses 4:6-7: Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.

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