“Mmm, sí, claro, amigo, suena bien”, dice el padre amoroso pero distraído por su teléfono en respuesta a la solicitud de su hijo de 6 años. En ese momento, el hijo podría haber pedido cualquier cosa y habría recibido la misma respuesta tibia. No es que el padre no lo haya escuchado, en realidad no escuchó ni respondió intencionalmente. He caído en esta trampa más veces de las que me gustaría admitir, y todos hemos estado en el extremo receptor de alguien que técnicamente nos escucha pero que en realidad no lo hace.

A veces, la oración se siente como una conversación fútil y unilateral en la que gritamos al cielo y Dios nos ignora. "¿Dónde estás? ¿Estás escuchando? ¿Te importa? ¿Por qué no me respondes? Todas estas son preguntas generalizadas y comprensibles mientras luchamos con la realidad de estar en una relación con Dios. Sin embargo, en medio de estas dudas, estamos llamados a tanto confiar como creer en lo que Él ha revelado acerca de sí mismo a través de las Sagradas Escrituras y las enseñanzas de la Iglesia, además de seguir adelante con gozosa paz, incluso mientras luchamos con el misterio de una oración aparentemente sin respuesta. Veamos lo que nos enseñan algunos pasajes de las Escrituras con respecto a la oración.

Dios nunca te olvidará.

“¿Se olvida una madre de su criatura …? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!” (Is 49, 15)

Dios nos escucha.

“Busqué al Señor: él me respondió … Cuando ellos claman, el Señor los escucha” (Sal 34, 5; 18)

Dios ama la perseverancia.

“Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia”. (Lc 18, 7-8)

Dios valora la humildad.

“Mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado”. (Sal 51, 19) 

Jesús te ama.

“Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”. (Jn 10, 10)

Cada vez que te preguntes si Dios está escuchando, ve a leer su libro. No es una deidad distraída, desinteresada, aburrida y molesta por nuestras oraciones, sino un Padre amoroso que ama eternamente, bendice constantemente y nos llama sin cesar. Busque y encontrará, y cuando se encuentren, Él no estará viendo Instagram.