| Por Adam Cross

Mensajes no leídos…de Dios

Las redes sociales y la tecnología nos permiten escuchar las voces, opiniones y pensamientos de las personas con solo un toque de pantalla. Podemos hablar tanto con nuestros mejores amigos como familiares y escucharlos claramente a miles de millas de distancia. Entonces, si podemos hablar con tanta gente tan fácilmente, ¿por qué a veces es difícil escuchar la voz de Dios?

 

No necesita una aplicación

La voz de Dios puede sentirse tan lejana, pero como católicos, creemos en algo bastante radical. Creemos que la capacidad de escuchar a Dios hablar no solo es posible, sino que está integrada en nuestra identidad. Cuando eres bautizado, te conviertes en hijo o hija del Padre celestial. Esto significa que puedes escuchar la voz del Padre como su hijo o hija. Dios, como Padre amoroso, habla con paz y amor, y no necesitamos un teléfono inteligente, una cuenta de TikTok o Wi-Fi para sintonizarla.

Una gran conexión

Al escuchar la voz de Dios, debemos recordar que Él es el Padre perfecto que escucha y habla con amor. Dios habla para edificarnos, no para derribarnos. Nuestro Padre celestial no es silencioso ni irascible, sino paciente y amoroso. Nos da buenas noticias a través de formas reales y tangibles.

  • No es solo un libro viejo. La Biblia es la palabra de Dios. Él la ha inspirado, y es la “Buena Noticia” que necesitamos en nuestra vida diaria. Dios te habla directamente de manera real cada vez que lees o escuchas la Biblia. Podemos hacer estas preguntas cuando oramos con las Escrituras: ¿Qué me llama la atención de este pasaje? ¿Qué me está diciendo Dios aquí?
  • Mensaje que puedes ver. Jesús nos dio su Iglesia y los sacramentos. Muy a menudo, podemos ver la Misa como algo aburrido, así como podemos pasar por alto que los sacramentos son regalos tangibles de tanto la gracia como el amor de Dios por nosotros y que Él está hablando claramente a través de ellos. Podemos escuchar intencionalmente lo que Dios está hablando a través de las lecturas, homilías y oraciones, y cuando recibimos a Jesús en la Eucaristía. Cada vez que vamos a Misa, a una confesión, a un bautizo, a una boda, podemos preguntar con valentía: Señor, ¿qué quieres que yo sepa a través de tu Iglesia?
  • La familia real. ¡Asimismo, abrazar nuestra identidad como hijos amados de Dios significa reconocer que nuestros hermanos y hermanas en la fe también pueden escuchar su voz! Dios habla a través de tu familia, amigos, ministro de jóvenes, maestros y mentores con mensajes de paz, verdad y amor.
  • Los pensamientos importan. Finalmente, Dios te habla a través de tus pensamientos. A veces, puede venir a la mente un pasaje aleatorio de las Escrituras: una inspiración, una imagen edificante o una sensación de paz. Habla con un susurro suave y amoroso, y podemos escuchar su voz hablando claramente sobre nuestros pensamientos e ideas diarias.

Buena fruta

En las Escrituras, Cristo nos dice que conoceremos un árbol por su fruto. Al escuchar la voz de Dios, debemos recordar que sus palabras nunca nos derribarán. Él es el Padre perfecto y amoroso, y habla de paz a sus hijos. Si lo que recibimos es un mal fruto, algo negativo, poco caritativo, que contradice las Escrituras o la Iglesia de alguna manera, no es de Dios. Si queremos retroalimentación sobre lo que estamos recibiendo en oración, podemos acudir a nuestro ministro de jóvenes, sacerdote u otro mentor espiritual.

Recuerda que Dios anhela hablarte a través de su palabra, de su Iglesia y de sus hijos. ¡Invítalo a entrar, recuerda tu identidad como el amado y escucha la Buena Nueva y paz que nuestro Padre celestial está derramando sobre ti todos los días!


Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar con licencia en California, y trabajó como ministro de jóvenes en su parroquia local durante ocho años. A Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica terapéutica.

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