| Por la Hna. Patricia Benson, OP, PhD

Un ejercicio espiritual inspirado en Santa Catalina de Siena

Festividad: 29 de abril

"Sé quien Dios quiso que fueras y prenderás fuego al mundo".

(Santa Catalina de Siena)

Santa Catalina de Siena, cuya fiesta celebramos este mes durante el tiempo de Pascua, es una de las cuatro mujeres reconocidas como Doctoras de la Iglesia. Basó su enseñanza sobre la vida espiritual en el amor, y conoció el amor de Dios por ella. En su libro El Diálogo, hace que Dios la llame “queridísima hija”. Su enseñanza se apoyó en el crecimiento en la vida espiritual y en la calidad del amor personal, en concreto, si ese amor es egoísta o desinteresado. Como Catalina aprendía de las Escrituras y de los sermones, no de los estudios académicos, era muy consciente del mandamiento de amar a tanto Dios como al prójimo y de la enseñanza de 1a Juan: “El que dice: ‘Amo a Dios’, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?” (4, 20)

Por eso, daba consejos muy prácticos, no teóricos, e instaba a sus seguidores a caminar sobre dos pies: uno con amor a Dios y otro con amor al prójimo. Aunque a Catalina le encantaba pasar tiempo en oración, también caminaba sobre dos pies. Como monja dominica en el siglo XIV, cuidó de los pobres y los enfermos, incluidos los que sufrían durante la peste.

Tal vez una manera de tomar en serio las enseñanzas de Catalina durante estas semanas después de Pascua sería dedicar un rato cada noche a repasar nuestro día. Centrarnos en una de las siguientes preguntas durante unos días y luego pasar a la siguiente.

  • ¿Destacas algunos momentos de amor?
  • ¿Recuerdas momentos de gracia en los que reconociste el amor de Dios?
  • ¿Hubo momentos en los que alguien más te regaló amor?

Al examinar nuestras interacciones con familiares, vecinos, compañeros de trabajo o desconocidos en estas reflexiones, ¿respondimos para que nos respetaran o recompensaran, o nos acercamos simplemente a las necesidades del otro? Según Santa Catalina, cuanto más nos centramos en el otro y en su necesidad, más desinteresado es nuestro amor.

Teniendo esto en cuenta, nuestro reto en este tiempo de Pascua es contemplar la ampliación de nuestra noción de "prójimo" a los que están fuera de nuestro círculo de confort e intentar amar como amó Catalina.