Share this story


 | Por Adam Cross

Relaciones Reales 101

En un mundo de TikTok, Snapchat y DM, ¿cómo es una relación saludable en 2023? Ya sea tratando de conocer nuevos amigos en nuestras clases, equipos deportivos, ministerio juvenil o buscando una relación romántica, construir relaciones auténticas en nuestra era moderna puede ser un desafío. Mientras nos esforzamos por tener relaciones saludables, santas y reales, aquí hay algunos puntos cardinales para guiarnos.

 

Hecho para la intimidad

¿Adivina qué? Estamos hechos para relaciones auténticas y sanas. Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y Él como Trinidad de personas es la relación misma. Todos anhelamos la intimidad porque estamos hechos por Dios y para Dios. Estamos hechos para estar en perfecta comunión con un Padre que nos creó, así como con nuestros amados hermanos y hermanas en la fe. ¡Nuestros deseos de intimidad, conexión y amistad auténtica son buenos y dados por Dios!

Comienza contigo

En el Evangelio de Mateo, Jesús nos dice: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. (22, 39) Entonces, primero, tenemos que preguntarnos: “¿Cómo me amo a mí mismo? ¿Me amo a mí mismo?” El primer paso para tener relaciones reales con los demás es tener una relación real con nosotros mismos. Amar a los demás comienza con amarnos a nosotros mismos.

Para poner esto en práctica, podemos mirar las palabras de San Pablo: “El amor es paciente, es servicial”. (1 Cor 13, 4) Ser pacientes y amables con nosotros mismos –con nuestros pensamientos, deseos, angustias y luchas– es el primer paso para amarnos y tener una verdadera relación con nosotros mismos. Si somos capaces de reconocer nuestras propias emociones, pensamientos y experiencias válidas tanto con paciencia como amabilidad, entonces podremos conocer mejor a las personas donde están y comenzar a relacionarnos con los demás de manera auténtica.

Heridas y todo

Al vivir en este mundo, podemos ver rápidamente que está roto. Todos los que encontramos están quebrantados de alguna manera como resultado del pecado original. Mientras nos esforzamos por construir una relación real con nosotros mismos, inevitablemente encontraremos heridas que necesitan sanación. Cuando nos encontramos con otros, también podemos ver rápidamente sus heridas y debilidades.

Las heridas pueden hacer que sea difícil relacionarse, confiar y amar a los demás como somos llamados, pero no necesariamente nos impiden tener relaciones reales. Algunas heridas pueden requerir que establezcamos límites firmes para nosotros mismos y con los demás. No estamos llamados a una relación cercana con todos los que conocemos. Pero a medida que conocemos a los demás, podemos invitar a Cristo a nuestras heridas y buscar la sanidad que Él anhela darnos. Esta sanación puede ocurrir a través de un sacerdote, maestro, ministro de jóvenes, terapeuta o buen amigo o familiar que te recuerde tu valor y bondad.

Recuerda…

Si bien formar relaciones reales puede parecer desalentador, podemos volvernos hacia el Padre para abrazar nuestra necesidad de conexión, autoconocimiento, sanación y un verdadero sentido de identidad arraigado en Cristo. Las relaciones reales comienzan por saber quién es Dios y quién nos hizo para ser. ¡En la verdad de Cristo podemos relacionarnos con los demás y ser transformados por las maravillosas, así como hermosas personas que Dios ha puesto en nuestras vidas!


Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar con licencia en California, y trabajó como ministro de jóvenes en su parroquia local durante ocho años. A Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica terapéutica.

Read this article in English! (Versión en ingles)