Share this story


 | Por Dan Cellucci

Honrar la dignidad del trabajo a distancia

La pandemia ha cambiado el aspecto del trabajo en la mayoría de los sectores, al menos momentáneamente. Todo ha cambiado drásticamente, desde dónde trabajamos hasta cómo interactuamos con nuestros colegas y cómo realizamos muchas de las tareas cotidianas. Aunque algunas cosas han "vuelto a la normalidad", el trastorno ha hecho que muchos de nosotros demos una prioridad distinta al trabajo y quizás demos más importancia a cosas como el tiempo con la familia y la salud. Para quienes disfrutan (o sufren) de un trabajo total o parcialmente a distancia, puede ser fácil sentir una tensión entre adoptar el autocuidado y sentir que nos estamos aprovechando de la situación. A continuación le ofrecemos tres maneras de hacer examen de conciencia y considerar si está honrando la dignidad del trabajo en su realidad remota.

¿Límites o barreras?

Uno de los peligros del trabajo a distancia es lo fácil que resulta desdibujar la línea que separa lo que es "estar" para la familia de lo que es "estar" para el trabajo. A pesar de haber menos desplazamientos y más pantalones de buzo, el agotamiento parece ir en aumento. Parte de la tensión entre el cuidado de uno mismo y el egoísmo consiste en establecer límites claros y razonables que separen nuestro tiempo de trabajo de nuestro tiempo libre. Asegúrese de determinar cuándo son esos momentos y comuníqueselo tanto a su supervisor como a su equipo. De este modo, su jefe podrá exigirle que cumpla una norma acordada y le ayudará a evitar que el resentimiento se convierta en un obstáculo para una experiencia laboral saludable.

¿Concentrarse o funcionar?

Una de las ventajas del trabajo a distancia es que algunas de esas pequeñas tareas domésticas que parecían eternas ahora son más fáciles de realizar. Las ventanas de tiempo en las que podemos recibir a un fontanero o ponernos al día con el lavado de ropa han ampliado. Sin embargo, como pueblo de fe que abraza la justicia, debemos recordar que no nos pagan por lavar la ropa. Es importante reflexionar sobre lo concentrados que hemos estado al final de nuestra jornada laboral. ¿Estamos prestando toda nuestra atención a aquello por lo que nos pagan, independientemente de las horas que trabajemos? ¿Estamos concentrados o simplemente funcionando?

¿Proactividad o protección?

Todos diferimos en lo reservados que somos; tenemos derecho a la intimidad cuando no estamos "en el trabajo". Una de las tensiones del trabajo a distancia es determinar qué es "tiempo personal". La mejor respuesta es ser lo más proactivo posible a la hora de compartirlo. Si su cultura corporativa es estar delante de la pantalla durante las reuniones virtuales y su cámara está apagada, explique a los participantes por qué. Si va a alejarse del ordenador durante unas horas para escribir algo que requiere concentración, anótelo en su calendario. Informe a su supervisor si tiene cita con el médico y deberá trabajar unas horas más tarde para ponerse al día. Si cree que es algo que debe evitar compartir, lo más probable es que deba tomarse un tiempo personal o de vacaciones para ello.

En un mundo que parece estar cada vez más lleno de líneas borrosas, estamos llamados a ser personas que viven en la libertad de la verdad. Sea un testigo de claridad y honor en su trabajo, y será levadura para el mundo. (Vea Mt 13, 33).


Dan Cellucci es el CEO del Catholic Leadership Institute.

Read this article in English! (Versión en ingles)