| Por el personal de FAITH Catholic

Santa Bárbara

Festividad: 4 de diciembre

Santa Bárbara comprendió que ser cristiano es un don por el que merece el sacrificio de todo lo querido: la belleza exterior, las relaciones familiares e incluso la vida misma. Nacida en el actual Líbano, esta mártir del siglo III tiene mucho que enseñarnos sobre lo que significa no preferir nada a Cristo.

Temeroso de la atención que atraería la exquisita belleza de su hija, el padre de Bárbara, un pagano, la encerró en una alta torre para ocultarla de los hombres. Durante su encarcelamiento, ella conoció a Jesucristo y se convirtió al cristianismo.

Los pretendientes se acercaron al padre de Bárbara, pidiendo su mano en matrimonio, pero ella se negó. Cuando su padre se enteró de que se había hecho cristiana, la hizo juzgar ante el prefecto de la provincia, encarcelar y torturar brutalmente. Finalmente, fue condenada a la decapitación, y su padre mismo le administró el golpe fatal.

Santa Bárbara se representa a menudo con los símbolos del martirio: una rama de palma, un cáliz y una corona (aunque no era de la realeza, se la representa llevando la “corona del martirio” merecida por su muerte por Cristo). Detrás de ella se ve la torre de su encarcelamiento, así como el rayo que, según la leyenda, mató a su padre tras su ejecución.

La devoción a Santa Bárbara es especialmente popular, porque forma parte de los Catorce Santos Auxiliadores, un grupo de santos (entre ellos San Blas, San Jorge y San Cristóbal) invocados contra diversas enfermedades. Es la patrona de los geólogos, los ingenieros de minas, los artilleros y la Marina italiana. El ejército y la artillería del cuerpo de marines de los Estados Unidos comparten igualmente la Orden de Santa Bárbara. El día de la fiesta de Santa Bárbara se sigue celebrando popularmente en muchos países.