El paso ‘sin miedo’
En la vida nos enfrentamos a muchas elecciones, decisiones, caminos y preguntas, como en qué universidad matricularnos, con quién salir este fin de semana, o la cuestión más importante de nuestra vocación: cómo nos llama Dios a ser santos. Sea cual sea la decisión que tengamos ante nosotros, Dios no espera que lo hagamos solos y nos da herramientas reales para navegar por las decisiones de la vida.
En la vida nos enfrentamos a muchas elecciones, decisiones, caminos y preguntas, como en qué universidad matricularnos, con quién salir este fin de semana, o la cuestión más importante de nuestra vocación: cómo nos llama Dios a ser santos. Sea cual sea la decisión que tengamos ante nosotros, Dios no espera que lo hagamos solos y nos da herramientas reales para navegar por las decisiones de la vida.
Comienza aquí
Independientemente de las opciones que tengamos ante nosotros, la oración es el fundamento de una toma de decisiones sana y santa. Rezar no es sólo preguntar, Dios, ¿qué debo hacer? Además de esto, también es invitarle a lo más profundo de tu corazón: contarle cómo te sientes, qué te preocupa y en qué piensas a diario. La oración puede ser la plataforma y oportunidad para hablar, hacer una lluvia de ideas y procesar tanto lo que piensas como lo que sientes sobre las opciones que tienes ante ti. En la oración, puedes presentar todas tus experiencias al Padre, que te conoce y ama más que nadie. Él nos da gracia y paz para elegir cosas grandes y pequeñas, asimismo, la oración es la base sólida para discernir qué es lo mejor con la ayuda del Señor.
Mira aquí
Cuando nos acercamos a tomar una decisión y estamos invitando a Dios a entrar, también deberíamos examinar nuestros sentimientos y emociones hacia la elección que tenemos ante nosotros. Muy a menudo, incluso cuando tomamos pequeñas decisiones como qué hacer este fin de semana o cuándo terminar ese trabajo pendiente, en el fondo hay grandes creencias sobre la vida, sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre Dios que guían nuestro comportamiento. Si te encuentras procrastinando un proyecto, puede haber una creencia subyacente de que “podría fracasar” o “va a ser demasiado difícil”, que hace que te resistas a ponerte manos a la obra. Si nos encontramos evitando hablar con determinados amigos, familiares e incluso con Dios, puede que estemos pensando: “¿Y si piensan que no soy lo bastante bueno?” o “¿Y si me juzgan?”. Sea cual sea la elección o decisión, nuestras creencias guían no sólo nuestras emociones y pensamientos, sino también nuestros comportamientos y elecciones. Debemos examinar cómo dirigen nuestras creencias nuestra vida.
¡Shhh!
A medida que profundizamos en las opciones que tenemos ante nosotros, podemos inclinarnos intencionadamente hacia la tranquilidad. Dejar espacio para el silencio, la oración y el diario, así como nombrar nuestros pensamientos, emociones y miedos puede ayudarnos a dar el siguiente paso. Algo tan sencillo como nombrar nuestras emociones en la oración o reservar un tiempo para escribir un diario en silencio puede ayudarnos a reconocer dónde estamos y adónde nos gustaría ir. A menudo no tenemos que esforzarnos más para averiguar qué hacer a continuación. En lugar de eso, ir más despacio, escuchar al Señor y recurrir a las Escrituras, a los sacramentos o a un amigo en quien confiemos son las mejores formas de discernir hacia dónde ir a continuación.
Un paso en la fe
Sea cual sea la elección, nunca tenemos que viajar solos. La próxima vez que tengas que tomar una decisión, fíjate en lo que hay en tu corazón -pensamientos, emociones y creencias- e invita a Dios al proceso, con la Iglesia y su sabiduría como guía. Cada vez que escuchamos al Señor y nuestras propias experiencias interiores, podemos recordar mejor la fuerza y gracia del Señor en nuestras vidas, para así salir y elegir vivir con la llamada a “no tener miedo” en todo lo que hacemos.
Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar licenciado en California, y trabajó como ministro de la juventud en su parroquia local durante 8 años. A Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica terapéutica.